Jesús ha gastado cada minuto de su vida en un continuo acto de servicio. Ese es el secreto de su triunfo. De su muerte va a brotar en seguida la resurrección. De la entrega total brota el optimismo cristiano. Hoy mucha gente vive triste, angustiada por la crisis internacional, por los problemas que azotan a la sociedad, a la Iglesia, a los individuos. Es cierto que debemos poner toda la carne en el asador para solucionarlos, casi como si sólo dependieran de nuestras fuerzas y nuestro interés. Pero luego ¿por qué estar tristes? Un hombre de fe que vive su disponibilidad, su diaria entrega a los hermanos, tiene dentro de sí el secreto de la Pascua. ¿Cuál es el secreto del optimismo? Creo que simplemente un problema de fe. Yo creo en Dios. Yo creo en Cristo. ¿No basta esto para tener un gran optimismo? ¿Qué me puede pasar que me quite la alegría de estar salvado por Jesús y de entregar mi pequeña existencia al servicio de los demás? Creo que este fue el secreto de los santos, el mismo secreto que resucitó a Jesús: vivir nuestra entrega diaria, sin miedo, con un corazón confiado y humilde, pero dando de verdad lo que tenemos a nuestros hermanos. Así, detrás de todo, incluso de los acontecimientos contemporáneos que nos inquietan, estará brillando la luz de la esperanza.
Pedro Arrupe SJ

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