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Mostrando entradas de agosto 10, 2014

«Tres aspectos de una conversión»

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39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá;  40 entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet.  41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elisabet, llena del Espíritu Santo,  42 exclamó a gran voz: -- Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.  43 ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?,  44 porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.  45 Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.  46 Entonces María dijo: "Engrandece mi alma al Señor  47 y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,  48 porque ha mirado la bajeza de su sierva, pues desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones,  49 porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso. ¡Santo es su nombre,  50 y su misericordia es de generación en
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«La oración de María se revela en toda su fuerza cuando pone su pie y su vida en juego , en situaciones de conflicto y peligro inminente. Su prontitud para la entrega sin reservas ni elucubraciones, hablar de una oración valiente, disponible. El Espíritu de Dios conduce a María fiada sólo en Él como una pobre de Yahvé, a situaciones límites, sin dar paso atrás, aparcando las fuerzas propias no atenidas, audaz en el poder de Dios todopoderoso, que ha cubierto su vida entera con la frescura de su sombra desde el inicio. La oración de María no se reduce a sólo Dios y ella. Reproduce la belleza y entrega de Dios Trinidad, que se manifiesta dándose, regalándose, “perdiéndose” en el Hijo» (Miguel Márquez, El riesgo de la confianza. Cómo descubrir a Dio sin huir de mí mismo)
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Nuestra vocación es ser morada de Dios...
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Los místicos nos dicen que la creación es apta para llevarnos al conocimiento y contemplación de Dios. Lo contrario es igualmente verdadero: el conocimiento y la experiencia de Dios nos lleva a redescubrir la creación en todo su espesor, en todo su significado y en todo su encanto. P. Segundo Galilea
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Amar a alguien es tener siempre esperanza en él. Desde el momento en que comenzamos a juzgar a alguien, limitamos nuestra confianza en él; desde el momento en que lo identificamos con lo que sabemos de él y, por tanto, lo reducimos a ello, dejamos de amarlo y él deja de ser capaz para mejorar. Deberíamos esperarlo todo de todos. Debemos atrevernos a ser amor en un mundo que no sabe cómo amar. Charles de Foucauld
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"La autoestima es importante porque posibilita y condiciona el altruismo y la solidaridad. La autoestima es un arte que hay que aprender no sólo para el bien del individuo sino también de la sociedad. Sin un fundamento de respeto, aprecio y aceptación de uno mismo, el amor al prójimo fácilmente degenera en manipulación del prójimo por el ansia de satisfacer las propias necesidades básicas insatisfechas. De ahí que la autoestima auténtica es como la columna vertebral del crecimiento personal. El respeto hacia nosotros mismos y la fundada confianza en nosotros mismos nos mantiene firmes y erguidos en la lucha cotidiana por una existencia digna y el esfuerzo diario por crecer como personas. Una autoestima sana suele ser uno de los componentes de la persona feliz, pues se sentirá razonablemente contenta de ser quien es y de ser como es. Y una sana autoestima filtra todas nuestras percepciones de nosotros mismo, de los demás, y del mundo que nos rodea; percibe su mundo con más rea
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«Las tres dudas de Pedro»

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« 22 Enseguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y fueran delante de El a la otra orilla, mientras El despedía a la multitud.   23 Después de despedir a la multitud, subió al monte a solas para orar; y al anochecer, estaba allí solo.   24 Pero la barca ya estaba muy lejos de tierra, y era azotada por las olas, porque el viento era contrario.   25 A la cuarta vigilia de la noche   26 Y los discípulos, al ver a Jesús andar sobre el mar, se turbaron, y decían:``¡Es un fantasma!" Y de miedo, se pusieron a gritar.   27 Pero enseguida Jesús les dijo:` `Tengan ánimo, soy Yo; no teman."   28 Y Pedro Le respondió:` `Señor, si eres Tú, mándame que vaya a Ti sobre las aguas."   29 ``Ven," le dijo Jesús. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.   30 Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó:``¡Señor, sálvame!"   31 Al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: