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Mostrando entradas de febrero 24, 2013
En cuaresma nos acercamos al dolor, a la injusticia y al sufrimiento como en ningún otro momento del calendario litúrgico. Pero no podemos quedarnos eternizados allí. Es necesario, como con todos los dolores de nuestras vidas, que logremos darle una dimensión nueva que los resignifique. Es decir, sufrir con Cristo sufriente pero poder volver a la vida con Cristo resucitado. Ale Vallina
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Los apóstoles se sintieron desde el primer momento seducidos por Jesús. Por su forma de ver la realidad y por su pensamiento renovador, profundamente humanista y basado en el amor incondicional del Padre a sus hijos. Los sedujo la energía de Jesús, sus convicciones y su afecto por los más pobres, afligidos y necesitados. Las características de los primeros seguidores de Jesús eran de las más diversas, como bien sabemos. Desde un Pedro impulsivo y enérgico hasta un Felipe tranquilo y voluntarioso, pasando por un Tomás incrédulo y un Juan agudo y lúcido. Los doce, muy distintos en sus personalidades y visiones de la realidad. Doce hombres, doce seguidores, doce hermanos…        No eran personas cultas ni preparadas. En general eran rudos y de baja condición social…Pero fueron los elegidos del Señor…Fueron ellos los encargados de acompañar a Jesús en su vida pública, aprender junto a Él y conformar las primeras comunidades cristianas… Nosotros también somos llamados a ser sus apó
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El resplandor de la verdad

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«  28  Aconteció, como ocho días después de estas palabras, que tomó consigo a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.   29  Y mientras oraba, su rostro cambió de aspecto, y sus vestiduras se volvieron blancas y resplandecientes.   30  Y he aquí, dos hombres hablaban con él. Eran Moisés y Elías,   31  quienes aparecieron en gloria y hablaban de su partida, que él iba a cumplir en Jerusalén.   32  Pedro y los otros con él estaban cargados de sueño; pero se mantuvieron vigilando y vieron su gloria y a dos hombres que estaban con él.   33  Aconteció que, mientras aquéllos se apartaban de él, Pedro dijo a Jesús, sin saber lo que decía: --Maestro, nos es bueno estar aquí. Levantemos, pues, tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.   34  Mientras él estaba diciendo esto, vino una nube y les hizo sombra. Y ellos tuvieron temor cuando entraron en la nube.   35  Entonces de la nube salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo, el Escogido. A él oíd."