
“Este es mi Hijo amado; escúchenlo” nos dice el Evangelio de hoy. Ante este imperativo del Señor no podemos ni taparnos los oídos ni cerrar los ojos. Dios nos lo dice claramente: que escuchemos a Jesús. Pero cómo nos cuesta dejar de oír lo que nos conviene y escucharlo a Él...Dejemos que esta frase resuene en nuestro corazón…y preguntémosle: Qué tengo que escuchar mi Dios? Te rogamos Señor que nos hagas permeables a tus palabras, a tus valores y a tus enseñanzas. Que mis impulsos sean los tuyos Señor. Amén. Ale.