
«No se accede a él sin más por los ojos del cuerpo, sino por los de la fe, por los ojos del corazón ¿Significa esto que nuestros ojos corporales, carecen de importancia en el acceso a esa Presencia divina? No, en absoluto. Significa solamente que esos ojos nuestros necesitan una lente especial para percibir una realidad que, de otra forma, permanecería inaccesible a ellos. Una lente de contacto a través de la cual podamos mirar al mundo, a los demás y a nosotros mismos de un modo nuevo. ¿Cómo? Contemplando las raíces sagradas de las cosas . Hay dos maneras fundamentales de mirar la realidad, de situarse ante ella. La primera es plana, una mirada que no va más allá de lo que el hombre ve y puede analizar. Según esa mirada, lo real termina ahí, en lo que perciben nuestros sentidos, en lo que puede ser sometido a un análisis verificable. La segunda no se detiene ahí. Aceptando los datos que le vienen de esa primera lectura, la perfora hacia dentro de sí misma preguntándole y preguntá...