«Partamos de una constatación evidente: no es lo mismo conocer una cosa que re-conocerla. El conocimiento descubre la estructura interior y exterior de las cosas, pero no dice nada sobre su sentido y su procedencia última. El re-conocimiento taladra la realidad hasta descubrirla como don de alguien para mí, para nosotros. Para conocer las cosas no hace falta la fe. Re-conocerlas en su calidad de don no es posible sin ella».


José Antonio García, SJ

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