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Mostrando entradas de octubre 6, 2013

«Gestar relaciones gratuitas »

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« 11Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaria y Galilea, 12y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia 13y, levantando la voz, dijeron: ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! 14Al verlos, les dijo: Vayan  y preséntense a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. 15Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; 16y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. 17Tomó la palabra Jesús y dijo: ¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? 18¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha salvado. » Lc. 17, 11-19 ¡Es verdad que Jesús dijo que son los enfermos los que necesitan médico, pero ello no significa que rechace la relación con los sanos! (Cf. Mc 2, 17) Cuando nos sentimos enfermos recurrimos a su presenc
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En el libro de los Ejercicios Espirituales san Ignacio de Loyola afirma que el mal espíritu tiene distintas formas de tentar a las personas. En pocas palabras, y simplificando mucho,  afirma que las que andan despreocupadas de las cosas de Dios y centradas en los asuntos del mundo son tentados de manera “grosera y abiertamente”[EE 9]. Con ello quiere expresar que las tentaciones son más fáciles de reconocer o, por lo menos, de identificarlas como tales. Pero en el caso de las personas a las que podríamos llamar espirituales, porque han tomado en serio su deseo de seguir a Jesucristo, afirma que son tentados “bajo especie de bien” [EE10]. ¿Qué quiere decir con ello? Que las tentaciones del mal espíritu más difíciles de identificar  son aquellas en las que no percibimos «haya nada malo». En la enseñanza que hace san Ignacio sobre el modo de obrar del mal espíritu en distintas personas, encontramos la sutileza y la genialidad de un maestro en el Espíritu y la perspicacia psicológica.
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Los que transitamos la mediana edad, además de las canas que comienzan a poblar nuestras cabezas y de ciertas limitaciones físicas incipientes, gozamos de muchos beneficios que son producto de la experiencia de vida.  Apreciamos más la belleza que nos circunda, damos más tiempo para degustar una rica comida, una charla con amigos o la lectura de un buen libro. Nos regocijamos con algún tema musical  que nos sobrecoge y entusiasma.  Ya no corremos con tanta prisa intentando cumplir metas o perseguir resultados exitosos. Si por éxito entendemos poseer dinero, puestos de poder, y tener trato con personas influyentes o acaudaladas es mejor “pasar de largo”. El verdadero éxito en esta vida es ser coherentes entre lo que pensamos, sentimos y actuamos. Éxito es tener un hogar cálido y una familia unida, amigos verdaderos en los que podemos confiar.  Es caernos mil veces y levantarnos mil y una vez más. Es compartir lo mucho o poco que poseemos…El verdadero éxito no se encuentra en una
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Ya ves qué tontería, me gusta escribir tu nombre, llenar papeles con tu nombre, llenar el aire con tu nombre; decir a los niños tu nombre, escribir a mi padre muerto y contarle que te llamas así. Me creo que siempre que lo digo me oyes. Me creo que da buena suerte. Voy por las calles tan contenta y no llevo encima más que tu nombre. Gloria Fuertes
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El "Padre nuestro" es la oración más conocida. La que rezamos, quizás, con más frecuencia. Pero de tanto repetirla ¿hemos dejado de considerar lo que decimos? Deténte un momento para rezarlo conscientemente. No pienses en otra cosa más que en cada palabra que repites. Cierra los ojos, respira profundamente y reza, sin prisa, sintiendo cada palabra....¿Qué parte de la oración del padrenuestro necesitas hacer realidad en ti? 
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No sientas temor de buscarte. Y menos aún de encontrarte. De hecho te buscas desde siempre y esa es una de las metas de esta vida.  Buscarnos, hallarnos y compartir lo bueno y amoroso que hemos hallado. De qué nos vale encontrarnos solo para gozarnos de ello en un universo de cuatro paredes. Cuando nos reconocemos hemos hallado a nuestro mejor amigo. Ahora necesitamos salir al encuentro de los otros. Los primeros con los que debemos “encontrarnos” son las personas con las que convivimos…y de apoco ampliar la lista… Eso, nos llevará otra porción de la vida: la más generosa, sin dudas, que complementa y da sentido a la anterior. @Ale Vallina.
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Los seres humanos pasamos todo el tiempo deseando recibir consideración de los demás. Y no hay motivo para creer que en ello exista algo malo. No hay nada de reprobable en sentir anhelos de ser tenidos en cuenta o en experimentar que somos aceptados como seres únicos. Pero debemos tener cuidado de no confundir esto con exigir aprobación en todo lo que hacemos. Porque ser considerados por los demás equivale a ser respetados como persona, y ellos es algo distinto de exigir que se apruebe todo lo que hacemos. En el pasaje del evangelio de Marta y María, encontramos dos situaciones que pueden ayudarnos a comprender mejor el mensaje de Jesucristo. Son dos escenas bien contrapuestas. En una vemos a María sentada a los pies del Maestro escuchando su palabra, mientras que en la otra contemplamos a Marta atareada con las tareas de la casa. Mientras una escucha, la otra trabaja. ¿Cuál es la enseñanza que trasmite Jesús al escuchar el reclamo de Marta? Es aquí donde encontramos la riqueza d
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Así imagino cómo nos lleva Jesús cuando nuestras fuerzas menguan. Y no solamente cuando nuestras fuerzas disminuyen, así nos carga el Señor cuando andamos distraídos o adormilados por la vida. Confundidos o perplejos, Él nos carga. Amorosamente. Y nos conduce, si lo dejamos, de nuevo al camino de la paz y del orden que sana. Jesús, Camino, Verdad y Vida... @Ale Vallina.
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"Lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que le merezca la pena. Lo que precisa no es eliminar la tensión a toda costa, sino sentir la llamada de un sentido potencial que está esp erando a que él lo cumpla" Ese esfuerzo y esa lucha que merece nuestro existir, es motivado por el amor y sólo en razón de ella y por ella, podremos alcanzar nuestra trascendencia. Es, por ejemplo, el caso de una persona que sufre algún mal incurable; sus esfuerzos y esperanzas por luchar por tal enfermedad, sólo puede ser justificado por el amor que siente dicha persona ya sea a Dios, a su esposa, a sus hijos, a él mismo etc. Esta es la radical importancia y naturaleza del amor: olvidarse de sí mismo buscando, en los otros y en obras, la trascendencia de uno mismo la cual, es motivada y fundada por el amor hacia los demás. Y es que el hombre se encuentra a sí mismo, como tal, cuando se entrega a otro. Viktor Frankl
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¿Te imaginaste alguna vez  ser libre de «esa» fragilidad que te complica la vida?  ¿De «eso» que te hace tropezar y que termina siendo la parte que más te molesta de ti mismo? ¿Sientes que luchas en vano y que no puedes vencer? Aunque parezca mentira, muchos cristianos han convertido sus «caídas» en el tema central de su vida espiritual. Su vida se divide entre antes y después de cometer algún «desorden». Llevan cuentas del tiempo en que no se dejan vencer, para luego comenzar a contar los días que faltan para encontrarse con su confesor. Y así el ciclo vuelve a empezar. A esto llamo «bautizar a Narciso». Es bien conocida la historia de aquel joven apuesto que hizo sufrir cruelmente a la ninfa Eco al rechazar su amor. Némesis, la diosa de la venganza, al ser testigo del engreimiento de Narciso, provocó que él  se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente de agua. De esta manera, al contemplarse a sí mismo e incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose al agua.
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La crisis religiosa de nuestros días no respeta ni si quiera a los practicantes. Nosotros hablamos de creyentes y no creyentes, como si fueran dos grupos bien definidos: unos tienen fe, otros no. En realidad, no es así. Casi siempre, en el corazón humano hay, a la vez, un creyente y un no creyente. Por eso, también los que nos llamamos “cristianos” nos hemos de preguntar: ¿Somos realmente creyentes? ¿Quién es Dios para nosotros? ¿Lo amamos? ¿Es él quien dirige nuestra vida? José Antonio Pagola
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Rezar el Rosario a muchos puede resultarle aburrido, repetitivo, cansador y desusado. Pero para mí es una experiencia de Encuentro. Con mayúsculas. Con María, que me lleva a su Hijo. Y con el Hijo que me ofrece a Su Madre. Contemplar los m isterios. Dejarme atrapar por ellos. Recorrer el camino sagrado. A modo de mantra. Me rindo a Sus pies. Y siento su vida. Y acompaño momentos. Y medito renovando fuerzas… Cada cuenta de madera conforma un ritual sensible. Pasan unas tras otras las cuentas rozando las yemas de mis dedos…Todo acontece tan rápido! Sin embargo le da hondura a mi día. Tras 30 minutos sé que el Padre me abraza, que el Hijo me sostiene y que la Madre ruega por mí,…por todos nosotros; ahora y en la hora de mi muerte. Amén. El Rosario es amable. Como amable es la Vida del que se presenta al encuentro… @Ale Vallina

Amados y/o valiosos

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Hay momentos en los que me pregunto, ¿es posible que Dios exprese más amor a unos que a otros? ¿Quiere Dios más a los “colaboradores” que a los demás? ¿Derrama mayores gracias a los que están todo el día “metidos” en las sacristías que a los que sólo aparecen alguno que otro domingo por la iglesia? Aún entre personas “buenas” pareciera que existen diferencias en el amor que Dios otorga. Si reparamos seriamente en este pensamiento sabemos que no puede ser así. Pues esta imagen de un Dios repartiendo caprichosamente amor a unos tanto y a otros tan poco… no es el Padre de Jesucristo manifestado en los evangelios. Entonces, ¿por qué hay personas que han encontrado en Dios plenitud en sus vida tan solo apareciendo los domingos  de vez en cuando…y, sin embargo, hay otras que estando todo el día “metidos” en la iglesia parece que luchan día a día por sentir algo de ese amor divino? He conocido a buenas personas que me han hecho recordar a aquella mujer sirio-fenicia que respondió a Jesús
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Amar al propio "rebaño" no es atracarle de golosinas. Es estar diespuesto a sacrificar la propia reputación y a sacrificarse a sí mismo. Es comprometerse con él, y no esconderse tras de una ley o bajo cualquier pretexto para esquivar el compromiso. El "rebaño" nota muy pronto si alguien se entrega a él de verdad; si está abierto y dispuesto siempre a escuchar. Un pastor que no permite a sus ovejas llamar a su puerta más que de dos a cuatro, del martes al viernes, no es un buen pastor. La gente vendrá el sábado, entre la medianoche y la una de la madrugada. Siempre vendrán cuando uno no quisiera que viniesen, cuando uno está ocupado o en medio de la noche; porque es que lo están pasando mal; y vendrán, si saben que el pastor siente una honda preocupación por ellos y por sus necesidades. El buen pastor está siempre a disposición de recibirles; abierto siempre porque siente inquietud por sus ovejas, y dispuesto a dar su vida. El buen pastor no tiene vacaciones; cuand
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Comienza la semana poniendo la confianza en Él.
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Todo cambió cuando, un buen día, de manera absolutamente inesperada, un ángel se le apareció a Miriam y le dijo que Dios la había escogido para una tarea muy especial. La primera reacción de Miriam fue el miedo. Al notarlo, el ángel le aseguró que no había razón alguna para que estuviera asustada. El miedo se tornó en incredulidad cuando el ángel siguió hablando. Dios –le dijo el ángel- la había elegido para ser la madre de su Hijo, un niño que sería concebido por su unión con el Espíritu de Dios. Instantáneamente, la cabeza de Miriam se llenó de miles de preguntas. De nuevo apareció el miedo, al caer ella en la cuenta de algunas de las implicaciones de lo que se le había propuesto. Pero la confianza en la bondad de Dios, absolutamente fiable, fue el más profundo y seguro instinto de Miriam, la cual no necesitó más que un momento para responder: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). David G. Benner (Entregarse al Amor)
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« 5 Los apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe".  6 Respondió el Señor: "Si tenéis una fe del tamaño de un granito de mostaza, podríais decir a este sicómoro: "Desarráigate y plántate en el mar", y os obedecería.  7 ¿Quién de vosotros que tenga un criado arando o guardando el ganado le dirá, al llegar éste del campo: "Anda, ponte en seguida a la mesa?".  8 ¿No le dirá más bien: "Prepárame de cenar, y disponte a servirme hasta que yo coma y beba; que luego comerás y beberás tú?".  9 ¿Acaso tiene que darle las gracias al criado, por haber hecho éste lo que se le manda?  10 Pues igualmente vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: "Siervos inútiles somos; hemos hecho lo que teníamos que hacer" » Lc 17, 5-10 Hay gente que cree en Jesús porque la fórmula “si (tal cosa….) entonces creo” les ha resultado. Es un tipo de creencia muy extendida. Estas personas creen en Dios en función de lo que