
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos". Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. Marcos 6,7-13. La fe que nace del amor nos convierte en hombres y mujeres disponibles para la misión. Personas con corazones capaces de salir de las propias fronteras para ir al encuentro del misterio del hombre. La fe cristiana madura en la medida en que aprende a relacionarse con el Misterio de un amor tan grande, y por momentos incomprensible...