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Mostrando entradas de febrero 22, 2015
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Orientaciones para que sigamos viviendo bien la Cuaresma: * Despréndete de tanta palabrería y llénate de la Palabra de Dios. * Abona tu fe con una participación frecuente en la Eucaristía y con la escucha diaria de la Palabra. * Vive estos días con sobriedad, compartiendo tus bienes con quien los necesita. * Busca insistentemente un espacio de silencio y ora. * Piensa quién necesita tu comprensión o tu perdón. * Busca la paz. Trabaja por ella en todos tus ambientes. * Si hace tiempo que no celebras el sacramento del Perdón, hazlo para experimentar la alegría de la misericordia. * Comprométete más eficazmente en la transformación del mundo. P. Francesc Mulet Ruíz
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La Cuaresma, como tiempo que Dios nos ofrece, es un tiempo de gracia y misericordia, de cambio y arreglo, de proyectos e ilusiones; un tiempo de llamada a una tarea apasionante: la de recomponernos nosotros mismos, la de encontrarnos con la profundidad de nuestra persona en toda su dimensión humana y trascendente, la de llenar de sentido nuestra vida implicándonos en la construcción de una nueva sociedad en un mundo nuevo. Y todo eso por pura gracia. P. Francesc Mulet Ruís
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Señor, ¿quién puede habitar en tu presencia? Quien actúa con honradez y practica la justicia Quien tiene intenciones rectas y no calumnia con su palabra Quien no hace mal a su prójimo ni calumnia al vecino, quien es capaz de denunciar la injusticia y valorar la misericordia. Quien no explota a los otros, ni acepta sobornos contra el inocente Quien tiende su mano al que lo necesita quien se estremece ante el mal que destruye, mutila, excluye y abandona. Quien vive agradecido por las oportunidades y consciente de lo que puede hacer por tu reino en este mundo. Quien ama, sin límites… Quien así obra nunca fallará… Adaptación salmo 14
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En algún momento necesitamos enfrentarnos a la pregunta ¿estoy dispuesto a ser amado por quién soy?  Porque si no lo estamos no podemos pretender ser amados, sino solo necesitados. Es preciso dejar de ser “algo” que complace y satisface anhelos ajenos para vivir con autenticidad. ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? ¿Qué deseo? ¿Cuál es mi destino y misión en la vida? Son cuestionamientos que sólo yo puedo responder.  Urge dejar de encarnar “vidas, proyectos y sueños ajenos” para asumir la propia vida con valentía, confianza, fe y esperanza en Dios. Necesitamos forjar la propia historia, con sus luchas, asumir los propios errores y aciertos y, celebrar junto a los que nos aman de verdad, las propias conquistas. Nuestra vida no estará completa hasta que no hayamos encontrado alguien a quién amar y nos ame con el misterio que realmente soy. P. Javier Rojas sj
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Cada uno de nosotros si hemos emprendido concienzudamente el viaje hacia nuestro interior de la mano de Jesús, podemos llegar a conocer (al menos parcialmente) cual es nuestro talón de Aquiles o, dicho de otro modo, aquél lugar por donde el “mal espíritu” se nos cuela hasta hacernos trastabillar. San Ignacio nos advierte sobre la lucha que se libra en nuestro interior. Los ejercicios espirituales nos van enseñando a distinguir qué espíritu nos mueve, el bueno o el malo, para  poder discernir conforme al espíritu de Dios. Aprender a reconocer con que tretas o argumentos nos induce el mal espíritu para poder “rechazarlo”, y cuáles son las mociones del buen espíritu, para poder “recibirlas”. Siempre, o al menos la mayor parte de las veces, será ese talón de Aquiles, el lugar por donde el enemigo de la naturaleza humana (otro término que usa Ignacio para llamar al mal) intentará desviarnos del camino hacia Dios. Por eso es bueno reflexionar por dónde crees que el mal espíritu se cuela en
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El Señor te custodia y te da sombra,  está siempre a tu diestra: durante el día, el sol no te maltratará ni la luna de noche. Te preserva el Señor de cualquier mal y protege tu vida; Él te cuida al salir y al regresar, ahora y para siempre. Salmo 121, 5 - 8
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No hay oración más sencilla ni más poderosa. A ella no le sobra ni le falta una letra. No le sobra ni le falta un concepto. La rezamos desde pequeños, a veces de manera automática. Otras veces, saboreamos y meditamos cada una de sus palabras y nos quedamos allí donde sentimos que más nos habla el Señor. En nuestros momentos de mayor desolación se convierte en el bálsamo que enjuga nuestras lágrimas. Y en los momentos de paz y consolación nos brota el agradecimiento a la vez que la recitamos. Es la oración de Jesús. Con la que nos enseñó que nos dirigiéramos al Padre.  Es el mantra que acompaña nuestro andar por esta vida, y el escudo contra el mal y la injusticia.  Es el ruego esperanzado de quien cree en la promesa de salvación, y la alegría por cobijo de Alguien que nos ama... @Ale Vallina
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Cristo, he oído predicar tu Evangelio a un sacerdote que vivía el Evangelio. Los pequeños, los pobres, quedaron entusiasmados; los grandes, los ricos, salieron escandalizados, y yo pensé que bastaría predicar sólo un poco el Evangelio para que los que frecuentan las iglesias se alejaran de ellas y para que los que no las frecuentan las llenaran. Yo pensé que era una mala señal para un cristiano el ser apreciado por la “gente bien”. Haría falta -creo yo- que nos señalaran con el dedo tratándonos de locos y revolucionarios. Haría falta -creo yo- que nos armasen líos, que firmasen denuncias contra nosotros, que intentaran quitarnos de en medio. Esta tarde, Señor, tengo miedo, tengo miedo porque sé que tu Evangelio es terrible: es fácil oírlo predicar, es todavía fácil no escandalizarse de él, pero vivirlo... vivirlo es bien difícil. Michel Quoist
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LOS SÍMBOLOS EN LA CUARESMA La ceniza: “Convertíos a mí de todo corazón” (Jl 2,12). • Expresa la conversión, el deseo de liberarnos del mal: la desunión, la violencia, la insolidaridad, la indiferencia, que hay en nosotros y ponernos en el camino hacia la Pascua. • Es un gesto de verdad y de súplica ante el Dios de la Vida. Es un signo de comienzo. Con la ceniza comenzamos el camino hacia la Pascua. • Un signo pedagógico que nos recuerda nuestra condición débil y caduca. Nos pone delante nuestra fragilidad y nuestro pecado para que dejemos a Dios actuar en nosotros, incorporarnos a la resurrección de su Hijo y lavarnos con el agua bautismal de la Pascua. • Es símbolo de que participamos de la cruz de Cristo, para con El pasar a la Vida. En la vida hay cruz, muerte, renuncia; pero a la vez nos asegura que el camino pascual es dejarse alcanzar por la Vida nueva y Gloriosa del Señor Jesús. De las cenizas Dios saca vida, como el grano de trigo que se hunde en la tierra. • Un acto que de
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La cuaresma es tiempo de conversión, tiempo para volver a Dios, tiempo para mirar a Jesús y seguir aprendiendo de él y de su Evangelio. El miércoles de ceniza se nos indicaban tres medios para la conversión: limosna, ayuno y oración. La limosna se puede identificar con nuestro compromiso con la justicia. Al ayuno le podemos llamar compromiso con el decrecimiento, la renuncia consciente a no consumir más allá de lo estrictamente necesario, para poder asegurar un mundo humanamente sostenible para las generaciones futuras. La oración, ayer como hoy, es una invitación al cultivo de la espiritualidad, experiencia que nos humaniza, porque nos hace ponernos en contacto con el Misterio que nos habita: Dios mismo. Y en Dios, lo único que nos tienta es la Vida. P. Angel Mª Ipiña Garmendia, csv