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Mostrando entradas de diciembre 17, 2017

Guardar en el corazón

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Día 23 Día ocho Novena de Navidad. Con Jesús por la mañana. Guardamos en el corazón como en un cofre experiencias vividas, que nos generan dolor, alegría, agradecimiento. Ellas se hacen presente y vuelven a pasar por el “espacio” del corazón cuando las recordamos. La plenitud de nuestra vida está vinculada en buena medida con las vivencias guardadas y por los recuerdos que dejamos aflorar. ¿Qué has guardado? ¿De qué alimentas tu corazón? Haz un ejercicio de despedida de aquellas vivencias pasadas que le quitan plenitud a tu presente. Acoge sólo lo que te da vida. Ofrece lo que vivas por la intención del Papa. Con Jesús por la tarde. “Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían : ¡Qué llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él” (Lc 1, 66). Los recuerdos que traes al presente condicionan actitudes y  deseos ya que con ellos actualizas el pasado. ¿Cuáles son tus recuerdos más frecuentes? ¿Te ayudan a vivir con

Agradecer

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Día 22 Día siete Novena de Navidad. Con Jesús por la mañana. A veces se nos hace hábito nuestra realidad y vamos perdiendo la delicadeza del agradecimiento. Se hacen habituales los amigos, la familia, el aire, el alimento, el trabajo, los talentos, hasta nuestras torpezas que nos ayudan a crecer. Todo nos ha sido dado, nada es por nuestros méritos. Presta atención a todo lo que hoy vivas, di “gracias” a tus hermanos por sus pequeños servicios y agradece a Dios sus regalos. Recuerda y agradece especialmente por la presencia de los mayores en tu vida, ofreciendo tu día por ellos. Con Jesús por la tarde. “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora” (Lc 1, 46-48). Agradecer es alabar a Dios reconociendo que todo lo hemos de recibido de su mano. Escribe tu propio Magnificat, agradeciendo y alabando a Dios por su amor y recítalo. Con Jesús por la noche. Serénat

Sin demora

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Día 21 Día seis Novena de Navidad. Con Jesús por la mañana. “Parte prontamente: No espera que le avisen... ¡Ella, la Madre de Dios, da el primer paso! ¡Qué sincera es María en sus resoluciones! Ha dicho: ‘He aquí la esclava del Señor’, y lo realiza; recibe el aviso del Ángel, y parte. Este adelantarse en los favores, los duplica. Humilla tanto el pedir; evitémoslo, y sobre todo el prestar los favores de manera brusca, que hace más daño que bien” (San Alberto Hurtado sj). Practica la generosidad y el servicio con prontitud y buen humor, no esperes que te lo pidan. Ofrece tu día por la intención del Papa. Con Jesús por la tarde. “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído lo que te fue anunciado de parte del Señor” (Lc 1, 43-45). Cuando te acercas a ayudar a otra persona, ¿despiertas buenos sentimientos en ella? ¿Cómo son tus modos en el servicio? Pide a Ma

Aprender a mirar

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Día 20 Día cinco Novena de Navidad. Con Jesús por la mañana. “Aprender a mirar con respeto las cosas, de modo que me acerquen al Creador, y que descubra en cada una de ellas su sitio providencial, la misión en el plan de Dios y que así se alimente mi oración” (San Alberto Hurtado sj). Recibe el día como oportunidad. No descartes ni te cierres a cosas y personas por su apariencia, mira con profundidad y déjate impactar por lo que encuentres en tu día. Ofrece lo que hoy vivas por las personas mayores para que todos aprendamos a tratarlas con respeto y amor.  Con Jesús por la tarde. “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”  (Lc, 1 35-37). Actualiza el propósito de la mañana y pide a María: “En

Retirarme a tiempo

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Día 19 Día cuatro Novena de Navidad. Con Jesús por la mañana. “Retirarme a tiempo es parte de la vida, pero no me retiro de la vida. Todavía tengo mucho por hacer, quizá lo que nunca hice. Aprenderé nuevas recetas de comidas. Visitaré museos para redescubrir la belleza de la creación. Estudiaré idiomas o computación... Tendré más tiempo para escuchar una sinfonía o mi canción preferida, leer tantos libros que quedaron para mañana” (Ernesto Giobando sj). Suelta lo que ya no ayuda, tendrás tiempo y espacio para “novedades”. Apunta los proyectos dormidos, elige uno y empieza dando un pequeño paso para concretarlo. Ofrece el día por la intención del Papa. Con Jesús por la tarde. “Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo” (Lc 1,19-20). Mantén la ilusió

El valor

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Día 18 Día tres Novena de Navidad. Con Jesús por la mañana. “El trabajo humano no vale tanto por su resultado, sino porque lo realiza un hijo de Dios dentro del plan providencial de la salvación… Nuestro valor radica, por una parte, en lo que Cristo puede hacer con quien se pone en sus manos, y por otra, en que Cristo no quiere actuar sin la cooperación humana” (San Alberto Hurtado). ¿Agradeces el trabajo de los demás o sólo exiges cuando no cubre tus expectativas? Agradece el trabajo de tus hermanos y ayúdalos, especialmente si fueran personas mayores. Ofrece el día por la intención del Papa. Con Jesús por la tarde. “Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo” (Mt 1, 20). Aprende a recibir, acepta lo que cada persona puede dar y ten paciencia con la realidad cuando no te guste. Repite con el corazó

Instrumentos de Dios

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Día 17 Día dos Novena de Navidad. Con Jesús por la mañana. “¡En cuántas familias los nietos reciben de los abuelos la primera educación en la fe! Pero el aporte beneficioso de los ancianos puede extenderse a muchos otros campos. El Espíritu actúa cómo y dónde quiere, sirviéndose no pocas veces de medios humanos que cuentan poco a los ojos del mundo” (Juan Pablo II). Trae a la memoria a los mayores que han dejado huella en ti. Agradece por ellos, llámalos y ten un gesto de cariño. Pide su intercesión si están junto al Padre. Ofrece por todos los ancianos del mundo y únete en oración al Papa. Con Jesús por la tarde. “Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz” (Jn 1, 6-8). ¿Quiénes han sido testigos de Dios para ti? ¿Quiénes te hablaron de Dios y te ayudaron a encontrarte con Jesús? Agradece por ellos. Actualiza el p