«Las tres dudas de Pedro»


« 22 Enseguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y fueran delante de El a la otra orilla, mientras El despedía a la multitud.  23 Después de despedir a la multitud, subió al monte a solas para orar; y al anochecer, estaba allí solo.  24 Pero la barca ya estaba muy lejos de tierra, y era azotada por las olas, porque el viento era contrario.  25 A la cuarta vigilia de la noche  26 Y los discípulos, al ver a Jesús andar sobre el mar, se turbaron, y decían:``¡Es un fantasma!" Y de miedo, se pusieron a gritar.  27 Pero enseguida Jesús les dijo:` `Tengan ánimo, soy Yo; no teman."  28 Y Pedro Le respondió:` `Señor, si eres Tú, mándame que vaya a Ti sobre las aguas."  29 ``Ven," le dijo Jesús. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.  30 Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó:``¡Señor, sálvame!"  31 Al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: ``Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"  32 Cuando ellos subieron a la barca, el viento se calmó. 33 Entonces los que estaban en la barca Lo adoraron, diciendo:` `En verdad eres Hijo de Dios».

                   Mt 14, 22-33

Este pasaje del evangelio cobra mayor densidad si recordamos que los discípulos acababan de ser testigos de la multiplicación de los panes y peces que alimentó a «cinco mil hombres sin contar a las mujeres y los niños»» (Mt 14, 21). ¿Podemos imaginar lo que significó para los discípulos aquel momento?. Recordemos que Jesús todavía no les preguntó directamente «¿Quién dicen ustedes que soy yo? (Mt. 16, 15) ni se ha transfigurado delante de Pedro, Santiago y Juan (Mt. 17, 1-13) donde escucharán la voz que dice «Este es mi hijo amado, escúchenlo». 
Jesús ya ha realizado varios milagros: Curó al paralítico, calmo la tempestad, resucitó a la hija de Jairo delante de Pedro, Santiago y Juan. Es decir, los discípulos ya eran testigos  del poder con el que Jesús obraba milagros y por medio de ellos iban comprobando que era el Mesías. ¿Qué paso entonces con Pedro cuando caminaba sobre las aguas? ¿Cuál fue la duda que Jesús le reclamó? ¿Por qué se hundió siendo que avanzaba hacia Jesús caminando sobre las aguas?
Hay autores que opinan que «la fe inmadura de Pedro lo hace un hombre aferrado a los milagros, a lo fantástico, a lo espectacular.  Él necesita palpar el misterio, tocarlo con la mano. Pedro, es el hombre que necesita fortalecer su fe, pero deposita su confianza en cosas externas»
Quiero reflexionar sobre «las dudas de Pedro». El plantea tres dudas a Jesús, pero sólo dos de ellas pueden ser disipadas, porque la tercera depende enteramente del discípulo.
La primera duda es sobre la identidad de Jesús; Pedro y los demás discípulos confunden a Jesús con un fantasma. El miedo que les provoca la tempestad los hace «gritar» cuando lo ven pero Él responde a esta duda diciendo «¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!» 
La segunda duda viene luego de decir « Señor, si eres Tú, mándame que vaya a Ti sobre las aguas.» Es la duda sobre el poder de Dios. Sólo Dios puede hacer que camine sobre el agua. Jesús, nuevamente vuelve a conceder a Pedro lo que le pide para erradicar la duda. Y dice el evangelio que Pedro bajo de la barca y caminó hacia Jesús, pero cuando vio la «fuerza del viento tuvo miedo» comenzó a hundirse.
¿Qué le paso a Pedro? ¿Cuál fue la duda que no pudo quitar?. Es la duda sobre uno mismo. Pedro había visto hacer milagros en otros pero ésta era la primera vez que él era sujeto de milagro. No creyó en el poder de Dios en él. Fueron más fuertes sus dudas sobre sí mismo que la seguridad que Jesús tenía en él.  
En la escena de Pedro caminando hacia Jesús está representada la humanidad entera. 
Pedro es el cristiano de hoy que se siente inseguro de sí mismo. A quién le cuesta creer que Dios pueda tener con él detalles. Jesús cree en Pedro, cree que puede caminar sobre las aguas, pero es el discípulo el que no cree en sí mismo. En definitiva, no cree en lo que Jesús cree. 
Al igual que el discípulo, también nosotros buscamos confirmaciones y necesitamos por momentos que Dios se haga presente de una manera «más concreta», si vale la expresión. Pero, a la vez, nos damos cuenta que no depende sólo de que Dios responda a nuestros pedidos de confirmación, sino que también depende que nosotros creamos que podemos hacer lo que Jesús nos pide.  
La pregunta que hace Jesús a Pedro, « ¿Por qué dudaste?» resuena en nuestro corazón cuando no creemos en lo que Dios puede hacer en cada uno de nosotros. No es un reproche lo que hace Jesús a Pedro, sino una constatación. Pedro, sigue dudando de sí mismo. Sigue sin creer que su vida se puede transformar y que es posible vivir con la confianza puesta en Jesús. 
Necesitamos recuperar la seguridad interior que nos da la fe y la confianza en Dios. Esta seguridad es fruto de la aceptación de lo que somos y del poder de Dios.  Si podemos confiar en lo que Dios hace en nosotros, podremos confiar también en lo que puede hacer en los demás. 
Pidamos a Dios la gracia de creer en lo que Jesús cree. Si Jesús nos ha llamado a estar en su compañía es porque está seguro de que podemos permanecer junto a Él. Sólo si somos capaces de confiar en nosotros mismos podremos depositar la confianza en Dios.


P. Javier  Rojas sj

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