Imaginemos a un estudiante que acaba de finalizar sus estudios universitarios y se pregunta qué camino debería tomar: ¿estudiar una maestría de tiempo completo o comenzar a adquirir experiencia laboral?
En los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola encontramos varios consejos sobre cómo tomar las mejores decisiones. El texto nos remite a la tradición de la espiritualidad ignaciana, es decir, al discernimiento de los movimientos que ocurren en el corazón de los seres humanos.
Para comenzar con el proceso de elección, el universitario tiene que estar en estado de consolación. Es decir, su estado anímico deberá ser de tranquilidad y de esperanza presente y futura. En palabras sencillas, no es aconsejable tomar una decisión cuando la persona pasa por un periodo de desequilibrio emocional o de rabia y desesperación, porque es muy probable que “se tomen decisiones desde el hígado” y no desde lo más hondo y profundo del corazón humano.
Ignacio recuerda que la finalidad de toda elección radica en buscar “la mayor gloria de Dios”, es decir, que “el hombre tenga vida y vida en abundancia”. El universitario ha de tener presente que fue creado para amar y servir a Dios en todo momento y, por consiguiente, a la humanidad.
Supongamos ahora que nuestro universitario se halla en estado de consolación. Las dos opciones que tiene frente a él son buenas —San Ignacio sostiene que solamente se deberán incluir buenas opciones o caminos: de entre lo bueno, es necesario elegir lo mejor. Sin embargo, el estudiante está confundido.
Ignacio le propone que haga una lista de pros y contras de ambas opciones. Es muy probable que este ejercicio racional le ayude a tener más claridad para reconocer aquello en lo cual puede servir mejor a los demás. Si este ejercicio racional no le da la seguridad suficiente, Ignacio le sugerirá que se apoye más en el afecto e imagine que está en su lecho de muerte, rodeado de todos sus seres queridos ¿Qué decisión le hubiera gustado haber tomado? La respuesta a esta pregunta le producirá movimientos de esperanza o de frustración. Atención a estos movimientos: es necesario elegir aquella decisión que mayores movimientos de esperanza produzca.
Una vez hecha la elección, Ignacio le dirá al universitario que ponga delante de Dios la decisión tomada y espere una confirmación. Si ha tomado la mejor decisión, toda su persona se experimentará integrada, con ánimos y deseos profundos de completar la ruta que ha elegido. Sentirá fortaleza interior y pasión por lo que se ha de comenzar. 
J Luis Orlando Pérez Jiménez SJ

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