No espera el Señor a que seamos perfectos para estar con nosotros. Lo que espera no son nuestras obras, sino la donación de nuestro corazón que se ofrece tal como es, hoy mismo. La humildad, que reconoce que todo lo tiene que recibir, muestra su autenticidad en el hecho de rechazar todo temor.

Jean Laplace sj

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