Hoy partió a la casa del Padre, mi querido amigo el padre Alberto Luis Aguirre SJ. El Padre Alberto representó para mí la persona que me acompañó espiritualmente por más de 25 años, un buen amigo, un consejero sensible y cariñoso y un ejemplo de vida. Sacerdote hasta la médula, preocupado por los pobres, por el cumplimiento de los derechos humanos, por la igualdad social, supe compartir con él charlas interminables sobre política, religión, música, y su gran pasión: la historia. Las evoco ahora en mi memoria y me emociona saber cuánto aprendí de él.
Fue el cura que celebró mi casamiento, bautizó a mis tres hijos y bendijo mi hogar cuando pudimos con mi esposo tener nuestra casa propia. Fue compañero respetuoso de mis procesos personales y espirituales. Recuerdo que el primer invitado a cenar a mi casa, cuando recién me casé fue él. Sencillo, humilde, con esa mirada preciosa de amables ojos celestes, solía cantarnos tangos de Gardel o canciones de Mercedes Sosa después de almorzar, cuando el solcito de la siesta invitaba a una amigable sobremesa. 
Me prestó tantos libros durante años… Después los comentábamos con avidez, alegres del compartir…Sabía de cine, de música y era un lector excepcional. Daba gusto conversar con él.
Sus homilías eran de una profundidad y de un compromiso con Jesús inigualables. Aún conservo unas escritas de su puño y letra que me regaló hace como 15 años.
El año pasado había cumplido 60 años en la Compañía de Jesús. De ese momento es la foto que les comparto. Había tenido durante los últimos 10 o 12 años serios problemas de salud, y contaba con muchas operaciones en su haber. A pesar de su edad, 86 años, se había entusiasmado con las nuevas tecnologías informáticas, y eso nos permitía de vez en cuando chatear o mandarnos mail. Pero lo que más le gustaba era que lo fueran a visitar….siempre recibía con alegría a sus amigos.
Cuando se le preguntó una vez quién era Jesús para él y cómo había experimentado en su vida el Reino, contestó: “Jesús es para mí la cercanía de Dios entre los hombres. Lo veo (sin poder verlo de otro modo) indisolublemente ligado al anuncio y realización de su Reino. De este modo lo siento vivo en mi existencia, especialmente en la misión.”( Misión Digital, año 2011)
Había sido muy amigo y confesor de Monseñor Angelelli y de padre Jorge Contreras. A este último tuve la bendición de conocerlo de la mano del propio padre Alberto…Todos fueron sacerdotes como él: coherentes, sencillos y muy preocupados por los humildes. Alejado de la Iglesia opulenta, deseaba, y así lo hizo, servir a los demás, desde la sencillez…
Sé que voy a extrañarlo mucho, y siento un vacío muy doloroso desde que supe hace una horas que había partido…pero le estoy profundamente agradecida a Dios por haberlo puesto en mi camino y por haberme convertido en su hija en el espíritu.
Mis chicos aún conservan una virgencita pequeñita, de plástico fosforescente, que brilla en la oscuridad que él les había regalado. Esa imagen los acompaña desde hace años en su habitación…Ahora ese brillo será más especial aun.
Gracias Alberto por tu amistad y cariño sinceros, por ser el amigo-sacerdote que todos quisieran tener… Ahora descansas con el Padre y sé que desde allí nos cuidarás y pedirás por todos los que te conocimos y amamos. Gracias Alberto querido por tanto!!!
@Ale Vallina.

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