Pasamos muchos tiempo preguntándole a Dios; "Señor, ¿Qué quieres de mí?" o "¿Cuál es mi misión?. Buscamos respuestas... anhelamos conocer la voluntad de Dios, pero... no prestamos atención. Vivimos sin percatarnos de lo que hacemos, ni de las personas con las que nos cruzamos diariamente. Realizamos nuestras tareas pensando en otras cosas... y cuando estamos aquí, queremos estar más "allá". ¡No estamos donde pisan nuestros pies! ¡Vivimos distraídos! Si queremos escuchar a Dios, tenemos que implicarnos en lo que hacemos. Estar con las personas... sentir lo que hacemos, vibrar con cada acontecimiento, contemplar lo que nos ocurre deseando encontrar a Dios... 
¡Descubrirás a Dios cuando estés dispuesto a encontrarlo! 

P. Javier Rojas, sj

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