En estos días donde tanta gente se confiesa, es verdaderamente un regalo ser puente entre Dios y los hermanos y testigo de las maravillas que obra el Señor.
No hay terapia tan profunda como experimentar el abrazo de Dios que nos dice NO IMPORTA LO QUE HAGAS SOS MI HIJO HIJA AMADA.

No dudo que todo el que haga la experiencia de acercarse a la confesión, sea o no sea creyente recibirá esa gracia, aunque mediada por alguien tan o más pecador que él.
P. Germán Guidi sj

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