En este jueves que comienza le pedimos a María, Madre de Jesús y nuestra que nos siga acompañando en este camino cuaresmal.
Nos consagramos a Ella diciéndole:


Oh, Señora mía, oh Madre mía,
yo me ofrezco todo a Ti,
y en prueba de mi filial afecto
te consagro en este día:
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón,
en una palabra todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad,
guárdame, defiéndeme, utilízame,
como instrumento y posesión tuya.
Amén.

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