La realidad me ha hecho caer en la cuenta de que a veces no son las situaciones felices las que nos hacen tomar decisiones fuertes y profundas en nuestra vida, sino las situaciones límites, las “fuertes”, aquellas que estremecen las estructuras…. Cada vez me encuentro con más personas cuyas vidas se han transformado por completo a raíz de una situación límite como es la muerte, por ejemplo. Son cada vez más las personas que al sentir su cercanía o al haber vivido la muerte de un ser querido, han cambiado por completo la visión de la vida y por consecuencia su modo de vivir. A veces, incluso, fue la cercanía de la muerte la que les enseñó el “valor de la vida”.
Es así, la muerte nos da el verdadero valor de la vida.
Al final de nuestro caminar nos espera la muerte, ése es el límite de esta vida. Una muerte que para nosotros es el paso a una vida nueva pero el término de esta que conocemos.
Y si en el futuro el destino es igual para todos ¿Por qué te afanas por vivir tan deprisa? Cuanto más acelerado vives, menos tiempo tienes para disfrutar con las personas que amas.
© Padre Javier Rojas sj

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