Estos días previos a la Navidad son especiales. Nuestro corazón se anima en la esperanza por el Niño que ya llega…
Los que somos papás tenemos, no sólo que preparar nuestro pesebre interior, sino ayudar a nuestros hijos a vivir la Navidad de modo que aguarden a Jesús alegremente. Creyendo en la promesa de Dios, y con la ilusión de que Aquel que llega trae la paz y el amor.
Sería bueno no prestarnos a la Navidad comercial. Esa que no tiene más basamentos que la sola expectativa de regalos y fuegos artificiales…No llega un desconocido, ¡viene el Niño Dios a nacer entre nosotros, en cada hogar, junto a cada familia…!
Si los invitamos a vivir la Navidad de Dios, y no la Navidad del consumo infértil y masificado, nuestro hijos abrirán sus corazones a la Buena Noticia. De ese Dios pequeño y frágil, que nace para nuestro bien…
Si hasta ahora nuestras navidades han sido las que nos ha inculcado la sociedad de consumo, podemos empezar ésta Navidad 2011, a vivir de modo diferente... Esto es lo precioso de Dios!!! Cada año nos da la oportunidad de preparar nuestro pesebre, nuestro establo y creer como creyó María, la fiel, la que se donó a sí misma con su sí amoroso. Hoy mismo podemos comenzar, si no lo hemos hecho hasta ahora, a vivir una fiesta de verdad…
No desaprovechemos la oportunidad de educar a nuestros hijos en la espera confiada y alegre. En la certidumbre de que Jesús llega para “quedarse”. Y que crecerá en nuestra familia, en nuestros estudios y en nuestros trabajos…
Hoy mismo podemos comenzar a rezar unidos en casa, aunque sea una brevísima oración. Hoy mismo podemos contarles de María y de José, a los más pequeñitos. Hoy mismo podemos ilusionarlos con preparar las figuras del pesebre que son imagen del aquél pesebre verdadero…
Con alegría, aunque estemos pasando momentos duros o dolorosos. Con esperanza, aunque no nos vaya bien en todos los aspectos de nuestra vida. Con deseos de que nazca Dios para traer lo que cada uno de nosotros necesita…
Nuestros hijos necesitan “padres maduros en la fe”. Démosles una Navidad solidaria donde los regalos no sean los principales protagonistas...Sino las personas…
Cuando una familia se sustenta en Cristo, cuenta con el Dios fuerte que nos ayuda a vencer toda clase de dificultades…Dios que es en diciembre fortaleza envuelta en pañales.

Ale Vallina

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