Testimonio y martirio



Día 31

Con Jesús por la mañana. “Ha pasado ya el tiempo de la palabra. La Iglesia no necesita demostradores, sino testigos; apóstoles, no conferencistas. Ya pasó el tiempo de probar que Dios existe, ha llegado la hora de dar la vida por Cristo” (San Alberto Hurtado). Jesús no es ideología, ni una buena doctrina, es una persona que te ama con locura y que te invita a amarlo. Ámalo con amor cotidiano, en tu tarea diaria y en tus hermanos, dando lo mejor de ti  y ofrece este modo de proceder por los artistas para que amen a través de sus obras.

Con Jesús durante el día. “Jesús dijo a sus discípulos: «También ustedes estén preparados, porque a la hora menos pensada vendrá el Hijo del hombre” (Mt 24,44). Vive intensamente, involúcrate en cada cosa hasta el fondo, como si fueras a vivir sólo hoy. Descubre la belleza del amor entregando toda tu persona en cada encuentro y en cada tarea. Repite con el corazón: “Señor, que te ame intensamente en todas las cosas y a todas las cosas en ti”, mientras sigues dando al día lo mejor de ti.

Con Jesús por la noche. Hazte consciente. Detén la marcha del día y aquieta el interior. Dios te acompaña en el camino, aprende a reconocer su paso para crecer en sabiduría interior. Trae a la memoria los acontecimientos y las personas que hoy pasaron. Agradece todo. ¿Cómo ha sido tu día? ¿De qué modo Dios se te ha hecho presente? ¿Qué has aprendido? ¿Hay necesidad de enmendar algo o pedir perdón? Toma nota de lo que resuena en tu interior.

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