Se acaba el temor. Una de las palabras que más repite el Resucitado es «No tengáis miedo». Y está bien eso de tener valor en la vida, cuando hay tantos motivos que a veces nos hacen vivir un poco asustados, temerosos de lo que pueda ocurrir. Da miedo equivocarse. Y quedarse solo. Eso asusta mucho. Da miedo el rechazo de los demás. Asusta, también, el fracaso en lo que uno acomete. La enfermedad, el desamor, el dolor… Pero la palabra sigue ahí, clara y directa. «No tengas miedo». Porque, pase lo que pase, el último giro del camino nos va a conducir a una tierra buena. Y esa certidumbre permite plantarle cara a todos nuestros fantasmas.
Fuente: Pastoral sj

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