Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, 
suelta mis tensiones, inunda mi ser de silencio y serenidad. 
Vela sobre mí Padre querido 
mientras me entrego confiado al sueño 
como un niño que duerme feliz en tus brazos. 
En tu nombre Señor, descansaré tranquilo.
Anónimo

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