No es cierto que al justo le vaya bien y al malvado mal. A veces parece que a las personas buenas les suceden las peores tragedias, mientras gente sin escrúpulos ni corazón goza de todas las satisfacciones. Dios, Dios de vida, ayúdanos a comprender el dolor del hombre justo. El dolor de quien elige no dar la espalda a su hermano. El dolor de quien elige amar, aunque no sea correspondido. Ayúdanos a comprender tu justicia inmortal, también cuando el dolor golpea.
Fuente Pastoral sj

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