En los últimos tiempos, el hombre cansado no ha encontrado en la Iglesia más que a otro hombre igualmente cansado, el cual, por si fuera poco, añadió una falta de honradez, disimulando así su cansancio con palabras y gestos piadosos.
La tarea de la Iglesia consiste en volver a producir hombres con plenitud, llenos de fuerza divina y espíritu creativo... Hombres con madurez humana y no caricaturas angustiadas por el problema de su salvación o atemorizados oyentes de los clérigos.

Alfred Delp, jesuita ejecutado por los nazis durante la II Guerra mundial.

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