Porque Dios es una marca imborrable en el deseo humano no podemos convertirnos sin volver a descubrirla en nuestro corazón. La verdadera conversión siempre va de dentro afuera: del corazón a la cabeza y de ésta a las manos... Ese es el recorrido inevitable.

Xavier Quinzà Lleó, sj (El Dios que se esconde)

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