En la urdimbre apretada de lo que llamamos historia personal, biografía de cada uno, se está entrelazando, como un hilo más, el amor de Dios a ese frágil sujeto que la organiza, le da sentido porque la preside...desde la Encarnación del Señor, ya no hay dos historias separadas: la de Dios y la de los seres humanos, sino una sola: ya que la salvación, que por esencia no puede ser producto de la historia humana, se ha mostrado entre nosotros como el fruto acabado del despojo de Dios y de su asunción de una condición humana.

Xavier Quinzà Lleó, sj

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