Cuando comienzas el día agradeciendo por lo que tienes y no reclamando a la vida por las oportunidades que no tuviste o que perdiste, te dispones con mayor facilidad a cargar el corazón de plenitud y felicidad. Ir por la vida con el ceño fruncido hace que termines el día con el alma cansada. Es importante aprender en la vida a agradecer por lo que se tiene. Algunos dicen que lo mejor esta por venir... y tal vez no se equivocan... pero si no son agradecidos por lo que tienen hoy, corren el riesgo de no saborear lo que consigan mañana. ¡Señor, inunda mi vidas de gratitud! Ayúdame a descubrir el milagro que haces en mí cada día... Amén.

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