Tú y yo miramos la realidad (nosotros mismos, los demás, la vida, el mundo, Dios...) con los ojos de nuestra mente. Pero todas esas cosas las vemos de manera diferente. Tu visión de la realidad no es la mía, y viceversa. Tanto tu visión como la mía son limitadas e inadecuadas, aunque no en idéntico grado. Tanto tú como yo hemos malinterpretado y distorsionado la realidad, pero lo hemos hecho de maneras diferentes. Cada uno de nosotros ha visto una parte de verdad y de belleza que el otro no ha sido capaz de ver. Lo decisivo es que las dimensiones y la claridad de dicha visión son las que determinan las dimensiones de nuestros mundos respectivos y la calidad de nuestras vidas. En la medida en que no hayamos sabido ver ó hayamos distorsionado la realidad, en esa misma medida han quedado reducidas nuestras respectivas vidas y nuestra felicidad. Por tanto, si queremos cambiar (crecer), primero ha de producirse un cambio en dicha visión o percepción fundamental de la realidad.
 J. Powell sj

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