Nuestras oraciones no siempre obtienen respuestas tan contundentes como quisiéramos. A veces nuestro pedido va por "allí" y nos encontramos con el "silencio" de Dios..."Señor, decimos como los salmistas, porqué no me contestas, dime qué debo hacer, qué camino debo tomar?. Sigue el SILENCIO.
Pero la verdad es que nuestros pedidos y súplicas siempre obtienen respuesta. Eso nos lo aseguró el propio Jesús. Dios no niega su Espíritu a los que lo piden. Al que pide, se le dará...

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