"Dios no se guarda nada; Dios lo da todo. Este es el misterio de la Encarnación. Y éste es también el misterio de la Eucaristía. La Encarnación y la Eucaristía son las dos expresiones del amor inmensamente generoso de Dios. Por eso el sacrificio de la cruz y el sacrificio de la mesa son un mismo sacrificio, una completa autodonación de Dios que llega a toda la humanidad en el tiempo y en el espacio".
Henri Nouwen

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