Cuando vivimos por el reloj no tenemos tiempo para los demás: siempre estamos de camino para nuestro próximo compromiso y no nos enteramos de la persona que necesita auxilio al costado de la ruta; estamos cada vez más preocupados por perder algo importante y percibimos el sufrimiento humano como una interrupción perturbadora de nuestros planes; estamos constantemente preocupados por nuestra tarde libre, nuestro fin de semana libre o mes libre, y perdemos la capacidad de alegrarnos con la gente con quien vivimos y trabajamos día a día.
Henri Nouwen

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