A veces los cristianos somos personas
con cara triste,
que vestimos 
con ropas oscuras
y celebramos la fe en iglesias grises.
A veces los cristianos
sacamos ‘ideas negras’:
pesimistas, culpabilizadoras,
negativas, feas.
¡Luego nos quejamos
de que no nos quieren!
¿Qué tal si hiciéramos
de la Cuaresma
una fiesta de encuentro
con Dios y con los hermanos?
¿Qué tal si el ayuno fuera
dar de comer a los pobres,
y la limosna decir en voz alta
que nuestra riqueza es Dios-Amor,
y la oración un lujo
que nos podemos permitir?
Dios no es aburrido, ni oscuro,
ni oscurantista, ni gruñón.
Dios tiene colores, vivos,
sorprendentes, en movimiento.
A Dios no le gustan
los que pintan el mundo
de negros y oscuros nubarrones.
Pedro Ignacio Fraile

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