Si te das a la oración conseguirás que Dios se te manifieste y te enamores de Él. En la oración nuestra alma lo busca, y si es con ansias de conocerlo y amarlo, Jesús levanta un tanto su velo que lo encubre y muestra su divina Faz radiante de hermosura y suavidad. Otras veces, abre la herida de su corazón y nos señala los tesoros de sus infinitas bondades y de su amor. Y otras veces, deja oír su dulce voz que deja al alma deshecha en amor y arrepentimiento.
Santa Teresa de los Andes

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