Decía que no debíamos hacer nada de alguna importancia sin antes un recurso particular a Dios, al menos una breve elevación de la mente, preguntándole su parecer, como a Padre muy bueno y muy sabio, colocando en él toda nuestra confianza. Hecho esto y habiendo oído lo que el Señor diga en nosotros, hacer lo que nos pareciere.
Ignacio de Loyola

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