Hay días en los que nos levantamos con las suficientes ganas y deseos de modificar lo que debe ser modificado, corregir lo que intuímos que debe ser corregido, y doblar el rumbo hacia el camino que Dios nos marca.
Que cada uno de nosotros pida la gracia de no ser sordos ni ciegos a los requerimientos de Dios. 
Manos a la obra!

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