Creo firmemente que viviríamos mejor el evangelio si pudiésemos comprender profundamente que todo lo hacemos por los demás, los sacrificios que realizamos, las renuncias que asumimos es respuesta al amor que hemos recibido de Dios. El amor de Dios no se compra, se recibe, se asimila y mientras lo vivimos lo comunicamos también a los demás.

P. Javier Rojas sj

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