“¡África, alaba al Señor!
Todas tus gentes y tus tierras,
Desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo,
Desde Dar es Salaam a Lagos... ¡Alabad al Señor!
Todas los seres grandes,
El monte Kilmanjaro y el río Nilo,
El valle Rifa y la llanura de Serengeti,
Los gordos baobabs y los umbrosos árboles del mango,
Los eucaliptos y los tamarindos,
Los hipopótamos y las jirafas y los elefantes... ¡Alabad al Señor!
Todos los seres pequeños,
Las hacendosas hormigas negras y las pulgas saltadoras,
Los renacuajos coleantes y las larvas de mosquito,
Las langostas voladoras y las gotas de agua,
Los granos de polen y las moscas tse-tse,
Los granos de mijo y los higos silvestres... ¡Alabad al Señor!
Todas las cosas afiladas,
Las puntas del sisal y las altas cañas,
Las lanzas de los Masai y las flechas de los Turkana,
El cuerno del rinoceronte y los dientes del cocodrilo... ¡Alabad al Señor!
Todas las cosas suaves,
El serrín y las cenizas y la lana,
Las esponjas y los mangos maduros, dorados... ¡Alabad al Señor!
Todas las cosas dulces,
La miel silvestre y las papayas y la leche de coco,
Las piñas y la caña de azúcar y los dátiles secados al sol,
La tapioca tostada a fuego lento y el zumo de plátano... ¡Alabad al Señor!
Todas las cosas amargas,
La quinina y el jabón azul,
La lecha agria y la cerveza de maíz... ¡Alabad al Señor!
Todos los seres rápidos,
Las cabras salvajes y los sonoros macacos,
Los cienpiés asustados y los relámpagos... ¡Alabad al Señor!
Todos los seres lentos,
Las jirafas curiosas y las viejas vacas huesudas,
Los camellos marrones jorobados, los corderos que pastan la hierba... ¡Alabad al Señor!
Todas las cosas ruidosas,
Las lluvias de los monzones sobre los techos de hojalata,
Las hienas de medianoche y los tambores de los días de fiesta,
Las estaciones de tren y las apretadas paradas de autobús... ¡Alabad al Señor!
Todas las cosas silenciosas,
Las llamas de las velas y los surcos recién sembrados,
Los montones de nubes y las puestas de sol,
Las Pirámides y el Desierto del Sahara,
Los caracoles y las tortugas,
Las cebras que pastan y los leones que acechan... ¡Alabad al Señor!
Todas las criaturas que no habláis,
¡Bendecid y alabad al Señor por siempre jamás!
¡Amén!”.

Alumnas del Colegio "Kilakala Girls School" de Morogoro, Tanzania, sobre el “Cántico de los tres jóvenes en el horno" del Libro de Daniel, 2,51 - 90

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