Arriesgarnos a lo nuevo, salir de los espacios conocidos y mirar nuevos horizontes. He aquí, la invitación de Jesús… 
Su llamado cálido y firme a la vez es una invitación a cada uno de nosotros a recorrer sus caminos. En ocasiones, tendremos que atravesar senderos sinuosos y accidentados. En otros momentos la ruta será llana y accesible. 
Sí es claro que seguir a Jesús y ponerse bajo su bandera para trabajar por el Reino implica renunciar a los “apegos” que nos impiden caminar libremente. Apegos, que pueden tener diferentes nombres y características, pero que es necesario “soltar” para volvernos livianos y dóciles a la voluntad del Padre…Cada cual tendrá que revisar sus inclinaciones, sus deseos y apegos que nos esclavizan. En suma, discernir según la voluntad divina y fluir con ella… La paz del alma depende de esa gracia, descubrimiento en suma, que necesita de la oración perseverante y confiada.
¿Qué quieres Señor de mí? ¿En dónde crees qué debo servirte? ¿ Cuáles son los caminos que debo seguir?
@Ale Vallina

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