No arranques la cizaña de error, cultiva más bien el trigo de la enmienda y la reparación. No arranques la cizaña de la culpa, cultiva mas bien el trigo de la reconciliación y del perdón. No arranques la cizaña del fracaso, cultiva más bien el trigo de la esperanza y de la fe. No arranques la cizaña de los celos o envidia, cultiva más bien el trigo de la generosidad y la caridad. No arranques la cizaña del protagonismo que sólo piensa en sí mismo, sino cultiva más bien el trigo de la comunión y la participación de todos. No arranques la cizaña del comentario hiriente, cultiva más bien la capacidad de descubrir el trigo en los demás.

P. Javier Rojas, sj

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