El orgullo ofrece un aspecto positivo y espiritual de lo que en realidad es puro culto al ego...y dado que el orgullo se traduce en ciertas actitudes como la arrogancia, la pretensión de saberlo todo, la autocomplacencia, la manía por justificarse, el deseo de mandar, la seguridad de tener siempre la razón y el rechazo de toda obediencia, una terapia eficaz consistirá en adoptar justamente las actitudes contrarias.
Fernando Rivas.

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