"Hay que decirlo claramente: la muerte de Jesús en la cruz no fue un acontecimiento querido por el Padre en nombre de una sádica «satisfacción» respecto al pecado de los hombres. Por el contrario, la verdad es que Dios envió a su Hijo para que el mundo se convirtiese y acogiese su amor; pero como en un mundo injusto, el justo sólo puede ser víctima de los impíos (cf Sab 1-2), Jesús tuvo este final. Más Dios mismo, sufriendo con él, cargó con el pecado de los hombres y lo perdonó."
Enzo Bianchi

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