Hay gente que es experta en desunir, en urdir tramas, en gestar discordias. En cambio hay otras que son como un arroyo que corre con delicadeza. Apacibles, reposadas, que regalan suavidad por donde van. 
Busquemos nuestra esencia de hombres y mujeres de paz. Tratemos, con oración, de aportar soluciones, regalar sonrisas y retirar piedras del camino para que todos puedan transitar con comodidad. No es fácil. En la teoría todos somos maestros, pero en la práctica…
Pidámosle al Señor la gracia de la apertura y del diálogo amoroso. Así, las nubes que cubren el cielo y que empañan nuestras limitadas visiones de la realidad, podrán desaparecer en un arco iris de colores. 
Señor, enséñanos a amar como Tú lo haces.
@Ale Vallina

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