El amor, en el matrimonio, en lugar de ir desplegándose en un movimiento de expansión, puede ir replegándose en un movimiento de involución. Los amores que se congelaron a los pocos años de casarse, no significa que hubiesen sido espurios ode mala ley sino que los esposos no acertaron a cultivarlos con el esmero con que se cultiva una tierna planta… No los cuidaron con la atención que se da a una delicada criatura, porque al fin eso es efectivamente el amor: una frágil criatura".


Ignacio Larrañaga. El Matrimonio Feliz

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