La opción radical es confiar en que, en todo momento, Dios estará contigo y te dará lo que más necesites. Dios te dice: “Te amo, estoy contigo, quiero verte acercarte a mí y experimentar la dicha y la paz de mi presencia Quiero darte un nuevo corazón y un nuevo espíritu…Todo lo mío es tuyo. Sólo confía en mí y déjame ser tu Dios”. Esta es la voz que tienes que escuchar. Al concluir este período de renovación espiritual, una vez más te enfrenas a una decisión. Puedes optar por recordar este momento como un intento fallido de renacer por completo, o puedes optar por recordarlo como el muy valioso momento que Dios comenzó a hacer cosas nuevas en ti que deben ser completadas.
Recuerda que estás a salvo. Eres amado. Estás protegido. Estás en comunión con Dios y con quienes te han sido enviados por Dios. Lo que es de Dios ha de perdurar. Pertenece a la vida eterna.
Henri Nouwen, “La voz interior del amor”

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