Dijo Juan Pablo II: "Los Ejercicios Espirituales sean siempre un remedio eficaz para el hombre moderno, arrastrado por el torbellino de las vicisitudes humanas a vivir fuera de sí, excesivamente absorbido por las cosas exteriores. Sea fragua de hombres nuevos, de cristianos auténticos, de apóstoles comprometidos". 
Y dijo a los Jesuitas: "...En estos Ejercicios se formaron los primeros compañeros de San Ignacio y con los Ejercicios ellos se hicieron guías espirituales de innumerables fieles, les ayudaron a descubrir su vocación según el plan de Dios y convertirse en auténticos cristianos comprometidos, cualquiera fuese su estado de vida". (1982)

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