Si no puedes rehusarte a caer
rehúsate a quedarte en el suelo.
Si no puedes rehusarte a quedarte en el suelo
levanta tu corazón al cielo,
y como un limosnero hambriento,
pide que lo llenen.
Pueden tirarte al suelo.
Pueden impedirte que te levantes.
Pero nadie puede impedirte que alces
tu corazón al cielo.
Sólo tú.
Es en medio de la pena abyecta
que tantas cosas se aclaran.
El que dice "nada bueno salió de esto"
todavía no está escuchando.
Clarissa Pinkola Estés

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