La semilla de la fe



Día 23

Con Jesús por la mañana. “Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago crean en las obras” (Jn 10, 31-42). “La fe es como una semilla en lo profundo del corazón, florece cuando nos dejamos “atraer” por el Padre hacia Jesús, y vamos a Él con ánimo abierto, con corazón abierto, sin prejuicios” (Papa Francisco). La fe es creer sin ver, intuyendo la presencia de Dios-Misterio en la realidad concreta de cada día. El día te habla de Dios. Descubre y agradece su presencia en lo que vivas. Ofrece tu día por la intención del Papa.

Con Jesús por la tarde. No estás solo. “Todos somos conscientes de los rincones «oscuros» de nuestro corazón. Son aspectos que nos entristecen, avergüenzan, desaniman y que desearíamos que no estuvieran ahí. Pero también somos conscientes que solos no podemos enfrentarlos. ¡Cuanto más queremos apartarlos de nuestro lado más se fortalecen!” (P. Javier Rojas sj) Repite en tu corazón pidiendo a la Santísima Virgen que te ponga ante su amado Hijo y di: “Señor Jesús, dame un poco de tu experiencia interna del Padre”.

Con Jesús por la noche. Un corazón herido. Recoge el día. Agradece las grandes o pequeñas gracias que Dios te ha regalado, una conversación, una sorpresa, una compañía. Toma conciencia de los momentos dolorosos o tristes del día. ¿Heriste a alguien hoy? Solemos lastimar a quienes amamos. ¿Cómo podrías reparar el daño ocasionado? Proponte para mañana tener un gesto de amor con quien hoy viviste un mal rato.

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