El camino a Dios




Domingo 4

Con Jesús por la mañana. ¿Estás en el camino de Dios? Este es el cuestionamiento de Juan Bautista. Hay “una voz que grita en el desierto”, ¿La escuchas? La voz de Dios está dentro de ti, en tu desierto interior donde no llega el bullicio. La oración es el lugar donde oímos la voz de Dios. Necesitamos aprender a callar. A lo más íntimo de tu existencia llegas cuando haces silencio, lejos de la agitación y del miedo. ¡Mira tu corazón necesitado de quietud! ¿Cómo te sientes en medio de los apuros diarios? Ofrece tu día por las intenciones del Papa. Dedica un momento en día para esta a solas con Jesús. Puedes acercarte a una Iglesia y rezar un momento.

Con Jesús durante el día. «En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista en el desierto de Judea… Éste es a quien había anunciado el profeta Isaías, diciendo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino al Señor, enderecen sus senderos» (Mt 3,1 3). ¿Descubres a Dios presente en tu vida? En silencio, cierra los ojos y déjate mirar por Él. Repite al ritmo de la respiración «Quiero preparar tu camino, Señor, enderezar tus senderos…» mientras continúas poniendo en práctica el propósito del día.

Con Jesús por la noche. Repasa tu semana. Jesús te acompañó toda la semana, estuvo contigo y permanece en ti. Repasa la semana día por día, para reconocer a Dios en todas las cosas. ¿Qué sentimiento predominó? ¿En qué momentos te has sentido pleno? ¿Qué te hubiera gustado que fuera diferente?  

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