Vidas ofrecidas




Con Jesús por la Mañana.  Te doy gracias mujer-consagrada, que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta «esponsal», que expresa maravillosamente la comunión que Él quiere establecer con su criatura. (San Juan Pablo II Vaticano 1995). ¿Valoro lo suficiente el trabajo de las religiosas y consagradas en la Iglesia?

Con Jesús durante el día. Hoy tomaré un tiempo de mi día para tener un gesto de amor con alguna mujer consagrada (ya sea con la ayuda material o con la oración o con una visita si lo necesita).

Con Jesús en la noche. Hoy agradezco a Dios por todas las mujeres que han consagrado su vida al Señor. ¿Valoré suficientemente en este día su entrega a Dios y a la humanidad? Pido perdón. Me propondré orar por ellas cada día.


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