En el proceso de Discernimiento el deseo (afecto) es un elemento clave puesto que son los deseos profundos los que nos impulsan a elegir la vida y el mayor bien posible, que en los términos de Ignacio de Loyola significa “A la mayor gloria de Dios (AMDG)”. Cuando los deseos o afectos están desordenados y la persona no es consciente de esta situación se generan consecuencias negativas que impactan las relaciones consigo mismo, con los otros y con la naturaleza.

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